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sábado, 7 de abril de 2007

Copera Transatlántico

Cada uno de los miembros del Grupo Copera nacieron en aquella zona donde las ilusiones se confunden con la rutina; una zona que se puede aproximar geográficamente a Barranquilla, a Santa Marta o Cartagena; una zona que por añoranza se redondea a Macondo; una zona caribeña que en últimas está separada por el Atlántico de su actual paisaje.
Cierto día cada coperador besó el viejo continente, ahora juntos, recuerdan los primeros pasos sobre tierras europeas.

Salida Caótica

Por: Alejandro Ángel Torres

La infaltable foto bajandome del avión, si, la mancha que se ve al fondo soy yo


- ¿Y a que hora nos revisan las maletas acá? Le pregunté con la inocencia del que
ha viajado poco –e imaginando lo peor- a mi recién conocida compañera de
viaje.

- ¿Revisarnos las maletas? Pero si ya estamos fuera de inmigración ya estamos en suelo español ya no nos van a revisar mas nada… fue su asombrada respuesta.

Ya. Esa fue mi llegada a España. Eso era lo que había que contar esta vez en el multipost ¿o no?

Sí, ya sé, un poco aburrida; pero así fue. Ahhh pero la salida de Colombia esa si no tuvo nada de aburrida…

Después de las varias despedidas en Santa Marta y Barranquilla ya me encontraba en Bogotá, aeropuerto El Dorado listo a buscar el sueño europeo y con la vista nublada quizá por la alegría del viaje, quizá por los recuerdos de la despedida de la noche anterior con mis amigos “cachacos”.

En fin que el gran día había llegado, atrás quedaban los meses de jodedera a mis amigos, familia y a quien se dejara con el monotema de “me voy para España, me voy para España, me voy para España”.

Pero el gran día prometía en convertirse en una gran Odisea, mayor que la que vivió Ulises… y vaya si se convirtió en Odisea.

Canto Primero de esta Odisea.
Yo no creo que tenga cara de malandro o de delincuente, pues los encargados de seguridad del Aeropuerto El Dorado en Bogotá parece que no pensaron lo mismo por que como que me vieron cara de mula. Me explico, las medidas de seguridad y registro de posibles traficantes y transportadores de drogas incluyen examen de Rayos X para encontrar sustancias ilícitas dentro del cuerpo o requisas exhaustivas al equipaje del sospechoso buscando las mismas sustancias encaletadas en cualquier parte del mismo. Normalmente los agentes de seguridad escogen a quienes les hacen la requisa más que nada basados en el aspecto de las personas y sobre todo un poco al azar, pero un joven, bien vestido, sin acompañante hummm da mala espina.

Al menos eso entendí yo por que si es algo al azar y solo te hacen una de las dos (es decir o te hacen Rayos X o te revisan la maleta o ninguna de las dos) bueno pues bendita Ley de Murphy* que se ensaña contra mi; primero me pasaron por la maquina de Rayos X , como es obvio no encontraron nada, me cambié y fui a hacer la cola para entrar al avión, mientras estoy esperando veo una lista de 4 números de tiquete separados de los demás; si, adivinaron, ahí estaba el mío y si, adivinaron, era para requisarnos la maleta.

Canto Segundo de esta odisea
Cabe resaltar que dicha maleta era una tula gigante en la que traía toda mi vida armada para los siguientes 7 meses que estaría estudiando en Madrid, así que imaginen las proporciones y sobre todo los días que gasté empacándola con mi querida abuela -que ha viajado mucho y es experta en estas lides- por eso en el momento que me hicieron abrir la maleta cada pantalón doblado, las camisas ubicadas de lado para rendir más la maleta, los calzoncillos y medias apretados dentro de los zapatos para ganar espacio, en fin todo tipo de mañas realizadas para que cupiera toda mi vida futura en una maleta se fueron a la mie…. Digo a Itaca con Ulises.
Después de una extensa requisa, de desarmar de un lado para otro la bendita maleta y no encontrar nada -como era obvio-, de interrogarme una y otra vez, de mostrarle los papeles de la bendita beca, de vaciar talcos y cualquier cosa que les pudiera parecer sospechosa el policía me dijo con el mayo descaro del mundo

- Bueno; ya está. Parece que no hay nada. ¡Ah! y rapidito que lo deja el avión.

Casi le pego, pero bueno ni modo a medio ordenar, que digo ordenar a embutir* la ropa y rogar que no me fueran a meter nada raro en ella en el vuelo por que la maleta no pude cerrarla ni con todos los esfuerzos del mundo.

Primera foto que me tome como turista en Madrid, frente al Palacio Real

Canto tercero de esta odisea. ¿Ulises como aguantaste 24 cantos?
Me siento en mi silla, bueno sentarme es un decir, me aprieto en mi silla, definitivamente la clase turística de Iberia no es lo mas recomendable para alguien que mida mas de 1, 80 –yo por ejemplo- bueno pero incomodo y lo que fuera ya se acercaba más mi llegada al viejo continente…sólo me separaban 11 horas de las cuales esperaba dormir al menos 7 para que no se hiciera largo el recorrido. Pero Murphy volvió a arremeter contra mi y a mi lado sentó al viejito más cansón y hablador del mundo y ojo que yo soy hablador así que para que diga que el tipo era hablador es que era HABLADOR. Así que entre el viejito hablador, las silla incomoda y las bulla de los parlantes de la TV que llevaba al lado creo que dormí como una hora, obviamente siguiendo la estela de Mr. Murphy me quedé dormido cuando finalizaba la película a la que le había gastado 2 horas y media y me quede sin saber si DiCaprio moría o no al lado del barco grande ese ;-).

Y se acabo la odisea, llegué a mi Itaca
Bueno no todo podía ser quejas al rato conocí en el avión a una niña de Bogotá que iba a Madrid con la misma beca que yo, ahí empezamos a hablar y me salvo de la parla del viejito vecino. Transcurrido un buen rato sonó música para mis oídos

- Señores pasajeros nos alistamos para aterrizar en Madrid, son las 10: 20 de la mañana hora local, rogamos mantenerse en sus asientos hasta que culmine el aterrizaje y blablablablabla….

Como la propaganda de Fanta grite alegre “llegamos a Madrid, llegamos a Madrid”, me bajé del Avión con la ilusión obvia de ver cumplido el sueño tantos meses preparado y a la expectativa de lo que venia para mi vida, eso si todavía faltaba la requisa de la policía en Madrid, si me revisaron tanto en mi propio país pues en el Aeropuerto de Barajas suponía que me harían hasta revisión de cavidades* si era necesario.

- ¿Y a que hora nos revisan las maletas acá? Le pregunté con la inocencia del que ha viajado poco (e imaginando lo peor) a mi recién conocida compañera de viaje.
- ¿Revisarnos las maletas? Pero si ya estamos fuera de inmigración ya estamos en suelo español ya no nos van a revisar mas nada… fue su asombrada respuesta.

Ya estaba en Madrid y ahí empezó mi Odisea viviendo en Europa pero esa es otra historia y da para 24 cantos y más…en ese momento al menos ya estaba acá.

*Ley de Murphy: «si algo tiene la posibilidad de salir mal, saldrá mal»
*Embutido: Apretado.
*Revisión de Cavidades: Recuerdan a Beavis and Butthead en el MTV

Memorias del Primer Año / (Entrega Definitiva)
Por: David Pino

Uno, dos, tres, cuatro...
Cinco:
Tras terminar mí cena en Estocolmo en casa de un amigo, y en la que justamente recordé que estaba cumpliendo un año fuera de casa, hice memorias sobre mi viaje. Mi mente viajó 365 días de vuelta y paso por Lulea, Estocolomo, Barcelona, Madrid y llegó hasta el aeropuerto Rafael Nuñez en Cartagena de Indias. Cuando crucé la puerta de embarque acababa de despedirme de mi familia; entonces debí esperar un vuelo que afortunadamente solo se retraso dos horas, porque las historias de una aerolínea que ya paso a la historia eran famosas desde ese entonces. Durante la espera algunos viajeros charlábamos, y nos contábamos nuestras historias de viaje; compartíamos un destino pero andábamos distintos caminos. A los pocos instantes de entrar al Airbus que me atravesaría el océano mi compañera de silla me pregunto: “es la primera vez que viajas?” entonces recordé inmediatamente las ya verídicas palabras de mi profesor Antonio Bula: “siempre se puede reconocer a los que viajan por primera vez”. En ese avión se pasaron nueve horas entre tratar de dormir, mal dormir, comer algo y escuchar música.

Cuando llegue a Madrid eran casi las dos de la tarde y el cansancio agobiaba, pero la jornada no terminaba. Después de la larga fila de inmigración atravesé el Barajas cometiendo la primiparada de no tomar un carrito y cargar mi maleta por todo el aeropuerto. Y tanto esfuerzo y afán no fueron suficientes para impedir que perdiera mi conexión a Barcelona y el viaje se alargará. Debí esperar hasta la noche pero afortunadamente sin pagar nada extra como me temía. Así que tras casi veinte horas de viaje llegue a mi destino donde empecé una nueva etapa de mi vida. De mi primera vista de Barcelona aún tengo el vivido recuerdo, era de noche y las luces iluminaban el puerto y la ciudad mientras se reflejaban en el agua, una vista que evocó mis recuerdos de niñez cuando regresaba a Barranquilla por la noche y antes de cruzar el Pumarejo se divisaba en medio de la oscuridad la ciudad y su puente iluminada por sus luces. Una imagen que ya anhelo ver otra vez.


Fin

El 13 de Septiembre

De Barranquilla a Barcelona Parte II*
"¡Corran, corran! ¡Por aquí, por aquí!..."

Después de haber pasado 5 horas esperando en “El Dorado” y una hora en el avión hasta Caracas, tuve que correr a buscar el avión que me llevaría a Madrid. El trasatlántico me tuvo 13 horas sobrevolando el océano con el ansia encima y el hambre adentro. ¿Qué puedo hacer después de tan largo vuelo? Pues buscar un teléfono para llamar a la casa para decir que estoy bien. ¡Qué vaina! ¿Ahora a quién llamo? ¿Cómo era el teléfono de esta pelá’? ¿Donde fue que lo apunté? Me queda más fácil por Internet. No sin antes recoger mis maletas… No hay maletas. Claro, yo tuve que levantarme y andar rápido hasta el aeroplano que me ayudaría a saltar el charco y que creo nos estaba esperando en suelo venezolano; las maletas no pudieron hacer lo mismo. Una hora más tendría que volar para llegar a Barcelona.

Milena, la pelada de Barranquilla, y su novio Lucca, me esperaban en el Prat. Detrás de ellos, un gordo caballo de bronce símbolo de que lejos estaba yo de ser el primer colombiano en pisar España; no es que lo pensase así pero sí que le daba un toque de rutina a mi atípico viaje.

Así comenzó mi aventura en el viejo continente. Dos maletas perdidas con casi todas mis cosas en ellas, un maletín con poco más que mis documentos y efectivo, una muda casi toda comprada en Bogotá, una manillita de Colombia, y poco más.
-¿Dónde puedo comer que sea bueno y barato?- pregunté.
-El Pans & Company no es el más barato pero está muy bien.-respondió Milena.
Y así, mi primera comida fue un bocata de omelet con cocacola en el pans; 6 euros. Saqué cuentas ligeras y pensé que Lesmes exageraba un poco cuando con el cuento de “¿Dónde cocino?”

Ese 13 de Septiembre de 2005 terminé durmiendo cerquita a La Rambla, en una habitación de 20 euros la noche. En medio del trastorno de horario seguro que mis últimos pensamientos fueron que al día siguiente tenía que comprar algo de ropa, comida y agua.
*La primera parte después.

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