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martes, 29 de mayo de 2007

Semana Vallenata en Grupo Copera


Garcia Marquez dijo alguna vez que Cien años de soledad era un vallenato de 400 páginas...

Y es que el vallenato es eso: una mezcla de realismo mágico con mucho de vida real que se vuelve canción y le canta a la vida, a sus alegrías y a sus pesares. La unión de las alegres notas de una caja, una guacharaca y un acordeón retumban en los oidos de todo aquel que las escucha por primera vez y entran para quedarse por siempre.

Quien dijo gueeepaaaa


Este fin de semana mientras la tarima Francisco el hombre de la plaza Alfonso López de Valledupar estará a reventar de fanáticos de la música de acordeones coreando las canciones de moda, cada uno de los integrantes del Grupo Copera estará en lo suyo: En Suecia David de latin party, en Cordoba Cheo atendiendo a algún enfermo de última hora y en Barcelona Mauricio estudiando más y más, Alejandro editando algún video y Carlos pegando botones ...

En fin cada uno estará en su pequeño mundo, pequeño mundo que en la distancia no deja de recordar las notas de un acordeón que -en unos más, en otros menos- ha dejado recuerdos, nostalgias y remembranzas.

Pero nada de nostalgia, El Vallenato es alegría, vida y corazón por eso El Grupo Copera le rinde su homenaje...

DISFRUTENLO...

De Vives a Durán: Mi Experiencia Personal con el Vallenato

“…no es malo que evolucione la juventud, ellos tienen derecho a evolucionar…”
Alejo Durán

Por David Pino

“Como da vueltas la vida”, me dijo mi mama hace poco cuando hablábamos por teléfono y escucho una canción de los Zuleta en el fondo. Y es que eso es de sorprender para los que me conocen bien; de niño escasamente escuche algo diferente a una salsa en mi casa. Mi papá, mi tío Toño, y otros tíos son declaradamente salseros –casi me atrevería a asegurar que ellos en su vida no han puesto un vallenato en un equipo de sonido- y yo crecí en ese ambiente. Cuando ellos tomaban tragos y escuchaban música en mi casa yo casi siempre estaba al pie, escuchando, poniendo discos, a veces más porque eso me daba derecho a una Pony Malta que por la misma música, pero de igual modo, la llevaba en la sangre, se iba cultivando dentro de mí. Anecdóticamente, empecé a bailar porque mi papa solía darme una propina por hacerlo; y aún no se porque mi papá hacia eso, si mi hermana que es la que sabe bailar solo tenia que llorar para recibir la misma propina que yo tenía que sudar al ritmo de una salsa brava. Así crecí yo, como un salsero.

Por eso, hoy en día declaro que mi experiencia con el vallenato ha sido tardía y apenas estoy conociendo de este genero. Como cualquier extranjero desprevenido del género mi experiencia directa inicio con los vallenatos de Carlos Vives y sus interpretaciones de Escalona. A partir de Vives fui iniciando un camino lento y en retroceso que pasa por Diomedes Díaz (poeta cantor), Hermanos Zuleta, Villazón, y por supuesto los Juglares Legendarios como el gran Alejo Durán, quien es el más grande interprete que he escuchado; su forma tan simple, pausada y melancólica de tocar y cantar llevan una fuerza impresionante que me ha transmitido la verdadera esencia del Vallenato.

Últimamente, el hecho de estar afuera de mi país innegablemente ha aumentado mi pasión por este género, porque sus letras y melodías son innatas a mi origen y a mi tierra, y porque me ata a mis raíces. Y a medida que me adentro en él nunca termino de responderme a mi mismo la duda que un día se planteo el mismo García Márquez: “no sé qué tiene el acordeón de comunicativo que cuando lo oímos se nos arruga el sentimiento”.

Para terminar, admito que después de todo mi experiencia con el vallenato no ha sido ni tan nueva ni tan de gratis, primero porque es obvio que en nuestra tierra es imposible ser ajeno al genero, y siempre me ha despertado admiración; segundo porque pase parte de mi vida en la Guajira, tierra de acordeones y Juglares; y tercero porque también lo llevo en la sangre, por mi mamá y por mi abuelo quien es un declarado seguidor de Alejo Durán.


Vallenato, sentir y poesia hecha canción


Por Alejandro Angel Torres

El cliché dice que a todos los costeños nos gusta el vallenato y que desayunamos, almorzamos y comemos con el vallenato de fondo, al menos eso nos dan a entender todos aquellos que viven de Sevilla, Magdalena en adelante; es decir los cachacos.

Recuerdo que tenía 13 años cuando empecé a escuchar vallenato; a decir verdad en mi casa nunca han sido mucho de escuchar música, al menos no es una costumbre tan arraigada ni hay predilección por un género en especial y el único en mi familia que tiene tanta pasión por el vallenato como yo es mi tio Alvaro pero el se fue a vivir a Bogotá cuando yo era un "pelaito" de 5 años así que no creo que la influencia venga de por ahí. El hecho es que las notas del acordeon, la caja y la guacharaca y los sones, paseos y puyas se volvieron parte de mi banda sonora desde entonces.

Pero el cliché no es tan cierto, en mi Santa Marta natal mientras yo empezaba a disfrutar de las alegres notas del acordeón y de las narraciones de vivencias, alegrias y pesares que aquellos juglares hacian con sentimiento único muchos de mis amigos se hacian fanaticos de grupos de rock, rock en español y pop que a mi en esa época no me sabian a nada. Era un poco luchar contracorriente por que pese a ser varios los de mi grupo los que podiamos estar toda una noche escuchando los cantos de Diomedes Diaz, Rafael Escalona, Los Hermanos Zuleta, Iván Villazón y demás cantantes que han hecho grande este género había otra parte del grupo que queria escuchar las baladitas cursis, al infaltable Maná o el último disco de Soda Stereo -ritmos que
afortunadamente y con el tiempo también aprendí a apreciar- .

Aún asi sobreviví, gracias a mi gusto por la música en general y sabiendo que a través de ella se expresan sentimientos y sensaciones pude cultivar mi amor por la música vallenata combinándola con muchos y diversos géneros. Hoy en día es menos díficil, el vallenato es un
género consolidado, que ha sabido evolucionar y ha permitido que se mantenga su esencia pero sin permanecer ajeno a la llegada de nuevos ritmos y nuevos públicos.

En mis tiempos los cantantes eran lo que estaban y punto, desde los clásicos Alejo Duran, Escalona y Emiliano Zuleta pasando por Villazón - uno de mis favoritos en esos primeros años-, Los Betos, Jorge Oñate y Rafael Orozco todos ellos cantantes consolidados que habian dejado ya
más de una canción para la historia. Pero la música como la vida evoluciona y hoy nos encontramos ante una "nueva ola" de interpretes que están tomando su lugar en la esfera vallenata y se miran de tu a tu con los interpretes legendarios; nombres como Silvestre Dangond, Peter Manjarrez, Pipe Pelaez, Luifer Cuello y otros se dan el lujo de tener una fanaticada más fiel que la que pudieron tener los cantantes legendarios, algunos han alcanzado una fusion casi perfecta al combinar el vallenato con el merengue -otro de mis ritmos favoritos- en canciones como Borracha con Pipe Pelaez y Fernando Echavarria de la Familia André y Vivo por Ella de Peter Manjarrez con Sergio Vargas que han calado hondo entre sus oyentes e incluso han logrado que en el interior del país el Vallenato se escuche cada vez más y más. Quien lo diría los cachacos oyendo vallenato...

Yo en la distancia solo puedo recordar, me ayudan mis muchos cds de parrandas pasadas y me ayuda el internet con las emisoras que cada vez que puedo escucho y que me permiten estar un poco a la moda en los últimos interpretes. Ahora sólo falta poder repetir una de aquellas múltiples amanecidas en la orilla de la playa escuchando una y otra vez... "ay la parranda es pa' amanecer y el que se duerma lo trasquilamos..."

Mi imagen del vallenato


Por Carlos Mario Soto

En 1983, año en que nací, ya el vallenato tenía un lugar establecido en el ámbito cultural colombiano. Ya se había peleado con todos los conocedores de la "buena música" y ya se había hecho respetable dentro del folclore nacional tanto como la cumbia o el joropo. Aún así, en mis más antiguos recuerdos, la imagen del vallenato seguía siendo deslucida por el ámbito licorero en el que se movía. Nada podía hacer que el fuelle respetable compartiera su prestigio con quienes lo escuchaban. El vallenato por tanto seguía siendo música de corronchos.

Ya sea porque fui un corroncho al crecer, o porque más bien no lo fui, me fui educando con sendos parlantes en las cantinas cercanas a mi casa, por una esquina salsa brava y por la otra vallenato ventiao. A mi casa llegaban los acordes del Cocha Molina, la interpretación del Pollo Isra o las composiciones de Emilianito; no muchos bajos, no muchas historias, pero los juglares se sentían ahí.

Ya cuando de verbena se pasa a la rumba con el Joe y con Sergio Vargas, me intereso más por los vallenatos alegres de Los Betos, Diomedes y Juancho Rois. El vallenato había sobrevivido al cambio en el modo de festejar. El vallenato alegre y bailable ya no era sólo para los viejos alcohólicos y corronchos de las esquinas. Ya había pasado (como yo lo veo de la mano del Binomio de Oro) por las clases más reacias a aceptarlo. El vallenato era para corronchos simple y llanamente por fama.

De pronto algo cambió. Un nuevo ventarrón sacudió la música y sólo se salvó la salsa a duras penas. La salsa se quedó como en una fotografía, una película en cámara lenta, o una película en red que carga lento. Del merengue solo sobrevivió el hombre merengue, los Vargas* y la Bachata rosa... ¿Y el vallenato? Aun no puedo hacerme una idea de qué sucedió pero las muertes de Rafael Orozco y la de Juancho Rois coinciden con esa época del ventarrón. Para mí el flujo del valle mutó. Mutación que nos (me incluyo) volvió a la imagen de que el vallenato es corroncho por las personas que lo escuchan. Esta vez yo no sentía folclore en el acordeón y mucho menos en las voces del momento. Habían nacido los "ponme cachos pero no me dejes"; el vallenato llorón.

Ahora, años después, la marea baja y la nueva ola se deja ver con artistas frescos y a la vez influidos por lo que se escuchaba otrora. El vallenato me vuelve a sonar a folclore aunque no se parezca a lo que recordaba de niño.

A mí me gusta el vallenato B.CD y A.DVD (antes del disco compacto y posterior al disco digital versátil).

* No los Vergas, ni los Sergios.

Ritmo de poca monta, aja como tu digas..


Por Juan Manuel Carrillo

El caribe, lugar de brisas que te arrullan hasta llevarte al mas placentero sueño, lugar de grandes palmeras que se levantan como grandes atalayas, de grandes playas de arena blanca, lugar de realismo mágico, pero en especial de ritmos endiablados que se meten en el cuerpo, que sin saber porque en el momento en que tu menos esperas te hacen mover el pie a ritmo de la percusión de sus canciones, es que en el caribe gracias a un regalo de la divina providencia, hay tal cantidad de ritmos que lo hacen la envidaría cualquier de las regiones del mundo, ritmos pegajosos que te invaden el alma hasta apoderarse de tu cuerpo y hacerte saltar a bailar.

Uno de estos ritmos es el vallenato, ritmo oriundo del caribe colombiano mas concretamente del valle del Cacique Upar en el que se muestra en toda su expresión la fusión de razas y culturas que han pasado por ese lugar del mundo, donde todavía se puede vivir a base de una ilusión, este mes ese ritmo musical celebra su ya tradicional festival de acordeones, el de este año tiene en especial el de ser el de rey de reyes, y aunque nunca he tenido el privilegio de asistir a uno y no puedo hablar del ambiente que reina en dicho festival si puedo hablar del vallenato como lo siento.

Nací en una casa donde lo que mandaba la parada como buena casa barranquillera era la salsa, el vallenato según mi progenitor era música de poca monta que no merecía ser escuchada, y así crecí, sin conocer los vallenatos de turno ni los clásicos, porque mi niñez transcurrió, entre los boleros de mi agüela, la difunta Marta Cepeda Viuda de Palacio como firmaba ella en todos sus documentos; entre las rancheras de Mi Tía Myriam; entre la indiscutible salsa brava del Dr. Chalo Carrillo; que lo poseía todo como una multinacional gringa y el merengue que veías bailar a las parejas jóvenes en toda fiesta por ser mas fácil de seguir.

Pero mas pudo la constancia de un ritmo que cuado escuchas se te mete dentro y no puedes sacar de tu cabeza y sin saber como, empiezas de una forma inconciente a tararear los estribillos de sus canciones

Fue así como a los diez años me encontré cantando esto: “Ay es que me duele, es que me duele válgame Dios, 039, 039, se la llevo”, y fue cuando de mi comenzó a desaparecer esa idea preconcebida de que el vallenato era una música menor, comencé a escuchar las letras de cada vallenato que escuchaba cuando estaba con los mayores en alguna reunión, por que en casa era un sacrilegio atentar contra la hegemonía salsera, se tenia la idea que si en el equipo de sonido de la casa se escuchaba un vallenato automáticamente se dañaban los parlantes del equipo, o había que salir comprando una aguja nueva para el tocadiscos de vinilo. Pero mas fuerte fue la curiosidad y lo que las letras decían y me fueron interesando mas y mas , porque sentía que las letras no eran canciones si no poesías; poesías que se le canta a lo cotidiano, a los amores correspondidos, a los no correspondidos, a la suegra, a tu tierra, a los amigos, y entendí que para cada ocasión existe un vallenato; y fue así como puede arrancarme esa idea preconcebida, y empezar a disfrutar del vallenato, y descubrí que era una potente arma para entrompar, porque que mujer se resiste al decirle al oído o a viva voz en medio de una parranda “oye bonita cuando me estas mirando yo siento que mi vida cubre tu cuerpo” o encontrártela por la calle y decirle “hace tiempo que yo quiero vida mía hablar contigo, deja mi palabra larga penetre en tus oídos”, por mas indiferente que sea o por mas enfada que este la muchacha no tiene de otra que ponerse a hablar contigo, y aunque parezca poco original, utilizar la letra de un vallenato para tal propósito; digo como decía un poeta y de los grandes, La poesía no es de quien la escribe si no del que la necesita y la usa. Yme pregunto yo que buen costeño no ha necesitado en cualquier momento de su vida de una buen verso vallenato?

Porque igual sirve para todo, como para lo anteriormente mencionado como para llorar por el corazo roto, o para recordar la tierra que te Quiere te Añora y espera que un día vuelvas a ella.


Carlos Vives y algo más

Por Mauricio Carrillo

Desde el punto de vista de incidencia en el mercado nacional e internacional, la irrupción de Carlos Vives en el escenario vallenato fue algo parecido a la llegada del ansiado mesias. El ritmo de los juglares del valle de Upar se empezó a escuchar en reconditos lugares de todo el mundo, a cada hora, se leían noticias de ventas del cantante samario permitiendo que muchos otros vallenateros lograran alcanzar la cima en forma de presencia musical en emisoras de los cinco continentes.

Una vez escuché decir que después de Carlos Vives cada segundo una canción vallenata se empeza a escuchar en el mundo, colombianos recibían alborozados los ritmos que entraban sin permiso en sus oidos en discotecas frugales llamadas ÑapBuff, City Tropic, Standard o Baja Beach. Un amigo me contó una vez que realizando un recorrido por ciudades europeas al emtrar en el Moulin Rouge había escuchado un tema compuesto por Rafael Escalona y cantado por Carlos Vives. Esa misma persona me contó también que en un garito de Amsterdam, al que entró a comprar..... un litro de leche, encontró un grupo de personas que flipaban en medio de una humareda producida por... el litro de leche consumido, su asombro llego con la melodia que escuchaban sus oidos, era nadad más y nada menos que “Alicia Dorada” de Alejo Durán. No sé lo creía, buscó explicaciones, pero no las encontró. Me lo cuenta cada vez que estamos bebiendo vasos de leche y preparando barbacoas, Cuento esta anecdota porque me permite dar inicio a mi aportación al multipost de la leyenda vallenata.

Muchas personas en el mundo consideran que el vallenato nació con Carlos Vives dado que es lo primero que escucharon y que bailaron por tierras norteñas. Pero no es así, cada vez que puedo me reuno con mis amigos en grandes parrandas vallentas, tipo Plaza Espanya e invitamos amigos y amiguitas para bailar y enseñarles la historia del vallenato, que con todos sus juglares y poetas de la canción nos permiten escamotearles escotes a la vida.

De este modo en pleno hemisferio norte podemos compartir con amigos las enseñanzas de la gloria de Alejo Durán, la trajedia del “039” contada por el mismo Durán, las razones del poeta para “no volver a Patillal” o el interés de cada miembro del Grupo Copera de abrir una tienda llamada “Los recuerdos de ella” y como recordamos Barranquilla, Santa Marta y Colombia en general con cada avión que casí nos deja.

Es una verdad como un puño que el vallenato sólo pudo nacer en una región como el Cesár y la baja Guajira, tierra donde el floklore es más importante que la vida misma, de ahí que pueda llegar a cualquier rincón del mundo, porque transmite la historia de una esquina remota del mundo que guarda el frasco de las escencias de los hombres y mujeres buenos.


Mi Top 10 Vallenato

Por Alejandro Angel Torres

Escoger las mejores canciones del vallenato es una tarea dificil si no imposible, hay tantas canciones, tantos ritmos y tantos interpretes que cualquier intento por escoger las más importantes tendrá detractores por un lado o por el otro....

Por tanto pondré aqui las mejores para mi, una lista que seguro no me dejara contento ni a mi mismo, puesto que quisiera destacar muchas más...en fin estos son los 10 vallenatos que más recuerdos me traen sin orden de preferencia:

1. La Gota Fria de Emiliano Zuleta
"moralito, moralito se creía que el a mi, que el a mi me iba a ganar y cuando me oyo tocar le cayó la gota fria..."

2. Bonita de Diomedez Diaz.
"oye bonita cuando me estás mirando yo siento que mi vida cubre todo tu cuerpo..."

3. 039 de Alejo Durán.
"mi negra se fue llorando a mi esa cosa me duele, se la llevo un maldito carro aquel 039"

4. Palabras al Viento de Jorge Oñate.
"se que lo que canto aqui que lo que canto aqui puede ser mi tormento"

5. La Celosa de Rafael Escalona.
"cuando salga de mi casa y me demore por la calle no te preocupes anita..."

6. La Hamaca Grande de Adolfo Pacheco
"y llevo una hamaca grande, más grande que el cerro e' maco"

7. Por un Amor de Iván Villazón.
"ultima canción que te compongo, no volveré a hablar más de ti en mis cantos..."

8. El Más Fuerte de Jorge Oñate
"de que sirve la fuerza que tu amor me relata de que sirve tener lo mas fuerte del mundo y vivir sin tu amor..."

9. Por Jugar al Amor de Los Betos.
"pero de tanto jugar al amor sin un amor me he quedado en la vida"

10. Mi Hermano y Yo de Los Hermanos Zuleta.
"porque cuando escucho a mi hermano cantar quisiera una copa llenar de licor..."

Se las dejo ahi...

Una nota del nota...

El Show de Jimmy fue un musical cómico que se emitió durante los años ochenta y principios de los noventa en la televisión colombiana. Era sinónimo de risa el hecho de ver a Jimmy junto al culebro Casanova, hoy difuntos.

EL vallenato era un recurrente episodio en sus programas y una buena y cálida tarde de Barranquilla en la sala del cuarto piso del Princesa Nogal vimos como se juntaban perfectamente la música y la comedia, fue uno de los momentos cumbres de su programa mientras a Jimmy se le veía disfrutar de sus dos pasiones: el vallenato y la comedia.

He aquí un pequeño aporte:




Esto es Folclor! (Peter vs Silvestre en Cienaga)

Por David Pino

Aquí un emotivo momento de parranda y piqueria vallenata con Peter Manjarrez y Silvestre Dangond en una presentación en el pueblo de Cienaga. Una presentación que ya es mítica dentro del Grupo Copera.

Tres canciones
Por Carlos Mario Soto

Esta vez me toca hablar de vallenato. ¿Qué decir? Qué mejor que una parranda pa’ inspirarme.

“¡Ahora sí. Ay que rico…!”, timbal, guitarra, un grito. Luego suena la acordeón, fuerte, melismática, violenta y al tiempo elegante. Acordeón, caja, garganta y guacharaca cuentan su propia historia. Una historia de amor; “en la ventana marroncita adonde duerme mi adorada”. Un amor de serenata; “toque tres canciones bien bonitas”. Una historia de amor rebelde; “que no me importa si se ofende”. Una historia de amor sincero; “que yo la canto con el alma”. Un amor caribeño; “para esa linda morenita”. Un amor dolido; “este sentimiento cariñoso gira alrededor de mi alma buena”. Un amor no correspondido; “eso es lo que a ti te importa poco”.

¡Ujúpa, que buena parranda carajo! Y “Déme licor que la vida es corta…”

Súbale el volumen a los parlantes, agarre una cerveza, y déle play al video.